“Si gana, el domingo, a las 20, en la casa de… se hará el sorteo de una moto”. La propaganda se escuchaba una y otra vez en El Puestito, localidad ubicada a casi 80 kilómetros de la capital. El ofrecimiento, que forma parte del cada vez más insólito folclore electoral tucumano, es de Antonio Eladio “Tony” Lobo, el candidato a delegado comunal de ese pueblo. Es un hombre nacido en esas olvidadas tierras del noroeste tucumano que fue condenado y procesado por dos causas de drogas.
Legalmente no existe ningún impedimento para que se postule. Ya cumplió la única condena que recibió en sus 53 años. Otros expedientes que enfrenta en la justicia federal de esta provincia y de Salta siguen abiertos y, hasta tanto se demuestre lo contrario, es inocente, por lo que no está impedido de presentarse. Lo mismo sucedería con las más de 20 causas en la que aparece mencionado en la justicia ordinaria.
Lobo, en una entrevista con LA GACETA, negó tener problemas legales y explicó que todas son falsas denuncias realizadas por los integrantes de la familia Leal, que pisan fuerte en Burruyacu, y José Cano, candidato a legislador por Juntos por el Cambio.
Pero el archivo dice otra cosa. El 17 de agosto de 2011, los hombres de la Policía Federal y de la Dirección General de Drogas Peligrosas de la fuerza provincial irrumpieron en una finca de Villa Fiad, Leales. Allí un grupo de hombres festejaba la llegada de 500 kilos de marihuana, una cifra récord para la época. Entre los detenidos estaba Lobo. También cayó Sebastián “Morenita” Marín, uno de los narcos más conocidos del país, integrante de una banda que operaba en Itatí, Corrientes.
Dos meses después, en Burruyacu, en un control de rutina que realizaba la ya desaparecida Policía Vial, en La Ramada de Abajo, que está camino a El Puestito, se detuvo al hermano de “Tony”, Julio René Lobo. Los efectivos descubrieron que, con otras dos personas, trasladaba más de cinco kilos de cocaína,
En 2014, a través de un juicio abreviado, “Tony” fue condenado a cinco años y 11 meses de prisión por comercialización de estupefacientes, pena que cumplió en 2017. También fue sentenciado a pagar una multa de $5.000 (en esos tiempos eran unos U$S500). No pasó mucho tiempo para que volviera a ser involucrado en una causa narco.
La segunda caída
En noviembre de 2017, Lobo volvió a sentir en sus muñecas el frío del metal cuando lo esposaron. En esta oportunidad, fue acusado de integrar una organización que se habría dedicado a traficar la sustancia desde el norte para luego comercializar al por mayor.
Según los investigadores, podrían haber utilizado El Puestito como lugar de acopio o de “enfriamiento” de estupefacientes. En la jerga narco esto no es más que ocultar por un tiempo la droga para evitar ser descubiertos por los miembros de la fuerza. Esas sospechas estaban basadas en cuatro puntos:
- Se trata de una zona de difícil acceso.
- Tiene rutas (conocidas e ilegales) que comunican con Salta y Santiago del Estero.
- No cuenta ni siquiera con un destacamento policial.
- Como en toda zona rural, casi no hay casas pegadas, sino que están separadas, en algunos sectores, por cuadras y hasta kilómetros.
En un allanamiento realizado en el marco de esta causa, los investigadores de la Digedrop secuestraron un vehículo que estaba vinculado a Diego Leonardo “Apu” Balvuena, un salteño que había sido apresado cuando trasladaba seis kilos de cocaína. Los investigadores de Gendarmería Nacional sospecharon que la droga sería para Lobo. Por esa razón, el 2 de enero de 2019 fue trasladado a Salta, donde le confirmaron su procesamiento por esta causa.
Después de procesarlo le dictaron la prisión preventiva. Al poco tiempo, por padecer una afección cardíaca, le otorgaron el arresto domiciliario. En abril de 2019, fue detenido nuevamente por haber violado la prohibición de ausentarse de su domicilio.
La pasión por los caballos de carrera fue su perdición: lo arrestaron cuando volvía de presenciar una prueba de esta actividad en el Este de la provincia. LA GACETA no pudo constatar cuándo volvió a recuperar la libertad ni cuál es el estado de estos dos expedientes. “Siguen en trámite”, sostuvieron varias fuentes judiciales.
Más problemas
En la justicia ordinaria sucede algo similar. Lobo, entre 1997 y 2014 fue mencionado en 22 expedientes, de los cuales en 21 fue como imputado y en el restante, como víctima. Lo acusaron de robo agravado, robo de ganado, amenazas, usurpaciones, tentativa de homicidio, hurto de ganado, vehículo y moto, entre otros. Todos esos expedientes están en el régimen conclusional y el estado en el que se encuentran es desconocido, aunque varias de ellas deberían haber prescrito por el paso del tiempo. Hay una sola certeza: en ningún lado aparece que haya recibido una condena por estos hechos.
En diciembre pasado hizo una presentación en la Justicia por un habeas corpus. Denunció que estaba sufriendo una persecución policial y pidió protección. La jueza María Elizabeth Raddi, solicitó una serie de informes y rechazó el planteo. “Evidentemente la magistrada entendió que podría estar siendo investigado por un delito y que la medida que pidió fue para protegerse”, explicó una fuente del Ministerio de Seguridad.
Revuelo
El Puestito, literalmente, está dividido en dos. Como gran parte del este de Tucumán hay una contienda muy fuerte entre Jorge Leal y Darío Monteros. El primero apoya al actual delegado comunal Juan Víctor Díaz -asumió en el cargo luego de la muerte de Lucas Córdoba, ocurrida en diciembre de 2020- y el actual intendente bandeño apoya a Lobo.
La disputa se percibe a cada metro del pueblo que no conoce el pavimento, las cloacas y cuyo Caps no tiene un lugar para guardar la ambulancia, por citar algunos ejemplos de las necesidades básicas insatisfechas que padecen sus habitantes. Los oficialistas van y vienen de la sede comunal con gorras que llevan el nombre de Díaz. A menos de 100 metros está “La Soñada”, la casa más linda del pueblo, la sede partidaria de “Tony”, donde estaba estacionada la camioneta con el premio del sorteo.
La pelea electoral está plasmada en los pasacalles colgados de los alambrados de las humildes viviendas. El actual delegado pintó leyendas en las paredes de las paradas de los colectivos. Su adversario, en los frentes de algún domicilio de algún simpatizante.
La batalla se da por un padrón de aproximadamente 1.280 electores. Los aspirantes a quedarse con la comuna pronostican que sumando entre 400 y 500 votos serán electos. “Parece mentira que el peronismo se incendie por esa cantidad de votos”, resumió un dirigente del oficialismo que no ocultó su indignación por las intenciones políticas de “Tony”. “Ahora hay tiempo para apagar este fuego”, añadió.
La postulación de Lobo generó una enorme polémica en el pueblo. Hubo varios aspirantes a ocupar el cargo que declinaron sus aspiraciones para que “Tony” no ocupara el cargo. Por temor o por alguna cuestión partidaria desconocida, pocos quieren dar a conocer los detalles de esas alianzas. LA GACETA no encontró al delegado Díaz en la comuna y tampoco respondió las llamadas telefónicas.
“Todo esto es culpa de los Leal que no quieren que gane. Ellos inventaron una denuncia para que me metan preso en las elecciones de 2019”, señaló el candidato. “Y después salió (José) Cano a decir que una de mis casas estaba armando pistas de aterrizajes clandestinas, cuando en realidad estaba preparando una cancha para correr cuadreras. Todos saben de mi pasión por los caballos”, añadió Lobo.
Jorge Leal, candidato a intendente de Burruyacu, y Cano están separados políticamente. Pero los terminaron uniendo las críticas contra el aspirante a delegado comunal. “Son mentiras lo que dice ese hombre. Esas personas están totalmente alejadas de mi vida y de mi gente”, sentenció el oficialista. “No recuerdo si alguna vez lo denuncié, pero todos saben quién es y qué hizo. No se puede tolerar que una persona así llegue a un cargo. Todos saben quién es y lo mismo le permitieron que se postule”, finalizó el radical.